martes, 2 de octubre de 2012

Historia de la Psicología en México


A través de la historia, sobre todo en una ciencia como es la psicología, se ha tenido que pasar por varias etapas para lograr ser la disciplina independiente que es hoy en día. La evolución de la psicología como ciencia y su práctica profesional se ha dedicado a lo largo de su desarrollo  a integrar esta disciplina en el análisis y la búsqueda de distintas alternativas para la solución de diversos problemas en el ámbito de la salud mental.
Actualmente, es considerada como una ciencia o actividad clínica valorada desde la óptica de un compromiso social y humanitario, ya que interviene en la prevención y tratamiento (Guimón, 2004).
Sin embargo, permanecen muchos obstáculos que limitan a la disciplina de la psicología en la aportación de sus recursos para mejorar el nivel de la salud mental, existen muchos limitantes en el plano profesional que problematiza a extender a la psicología en diferentes áreas y no solo en el área tradicional de la llamada "salud mental".
Dicho lo anterior, hasta la fecha no existe una bibliografía exhaustiva acerca del surgimiento de la psicología en el ámbito de la salud mental. Esta problemática es importante ya que la historia de la piscología en México no tiene conocimiento preciso acerca de obras relevantes publicadas para el entendimiento de dicho fenómeno (Galindo, 1990). No existen muchos textos que presenten una muestra vinculada y precisa a la psicología de la salud, ya que apenas en los últimos años se están formulando modelos científicamente fundamentados.
Sin embargo, en México  cerca de la etapa prehistórica en donde se abordaban las problemáticas desde un punto de vista médico y filosófico como antecedente para el surgimiento de la psicología como tal. No obstante, la psicología puede considerarse como tal en 1896 cuando es fundado el primer curso de psicología en la Escuela Nacional de Preparatoria (Galindo, 1990).
Durante las décadas de 1940 y 1950 la psicología era entendida como la mezcla entre diferentes corrientes tanto psicoanalíticas como la psiquiatría. Las pocas publicaciones eran llevadas a cabo por extranjeros. Situación que funge como detonante de una revolución psicológica en donde se dio un giro a lo que era conocido como psicología para generar nuevas aplicaciones psicométricas. Llevando a la psicología a una etapa enfocada en una mezcla entre lo psiquiátrico y lo psicométrico (Galindo, 1990).
Así con el paso del tiempo, fue teniendo distintas transformaciones, y se le fue dando un mayor interés como disciplina que aporta mucho para entender el comportamiento humano a través de distintos procesos, y no solo enfocándose en el área psiquiátrica. Los psicólogos cobraban mayor importancia por el hecho de que sus acciones se vinculaban directamente a un carácter clínico dirigidas a favorecer el apoyo de los familiares y las relaciones médico-pacientes.
Es el año de 1959 cuando se fundada la carrera de psicología en la Universidad Autónoma de México encaminándose hacia una disciplina  independiente y reconocida a nivel nacional. Durante la siguiente década los psicólogos inician su profesión trabajando bajo el mando de los médicos principalmente psiquiatras. No es hasta 1980, que los psicólogos laboran no sólo en las áreas clínicas y sanitarios, sino que desempeñan su profesión en los diferentes campos de la industria, la educación y el comercio, entre otros (Galindo, 1990).
Es  entonces, que la psiquiatría como ciencia reconoce los aportes de la Psicología, que deben ser tomados en cuenta a la hora de comprender e intervenir en algún tipo de problema psicológico, esto hace crecer el trabajo del psicólogo como profesional más competente permitiéndolo enfocarse en un equipo multidisciplinario, trabajando a la par con médicos y psiquiatras, logrando un mejor tratamiento para los enfermos.
Simultáneamente, durante el desarrollo de la psicología como ciencia independiente, el enfermo mental era considerado cómo poseído demoniaco. Por consecuencia el enfermo psiquiátrico “recibía una atención inadecuada, ya que dependía de gente no especializada y temerosa de la enfermedad mental, que recurría a aislar a quienes la padecían” (Haarsh, 1998, p. 111).
            Con el crecimiento del interés por la psicología y los nuevos postulados teóricos referentes a los campos de la psiquiatría y psicología como tal se le comienza a dar la importancia debida al tratamiento adecuado para el enfermo mental. Es entonces, que el 6 de agosto de 1997 se crea  la Coordinación de la Salud Mental en México, reglamente especificado por la Secretaría de Salud (Galindo, 1990). Contemplando programas de supervisión y evaluación especializados en la salud mental con el propósito de encontrar soluciones prácticas a las problemáticas mentales que surgían en el país (Haarsh, 1998).
Hablando sobre el modelo de la "enfermedad mental", la tarea principal de quien la atiende es el lograr un diagnostico de los comportamientos inadecuados, tratar la enfermedad y darle un tratamiento adecuado. Dentro de esta perspectiva, al psicólogo, le correspondía aportar sus conocimientos y ayudar en el diagnóstico y evaluación psicométrica, y de los resultados del tratamiento. Es entonces importante mencionar que el psicólogo no le correspondía totalmente el tratamiento, ya que eso era tarea únicamente del psiquiatra.
Los psicólogos cobraron autonomía cuando lograron convertir una actividad como la de atención a la salud, en una práctica disciplinada y profesional, con conocimiento y a cargo de una institución de la misma que los respalda como profesionales con programas de investigación.
Es entonces, en México los esfuerzos por aclarar las funciones que desempeña el psicólogo profesional han sido objeto de estudio. Hasta hoy en día, el psicólogo mexicano ha dirigido sus servicios al sector de población que se encuentra más beneficiada. Sin embargo, la mayor parte de la población vive en condiciones de miseria en donde, padecen, consecuentemente, enfermedades orgánicas que pueden desenvolverse en problemáticas mentales. Los estudios en psicología pueden aportar técnicas que puedan modificar las prácticas sociales modificando las relaciones a nivel social y grupal (CNEIP citado por Haarsh, 1998).
Es indispensable que los especialistas en psicología sean preparados, desde el nivel de su formación para afrontar las problemáticas actuales del país. “Las instituciones dedicadas a la enseñanza de la psicología, orientadas de acuerdo con el modelo del profesionista liberal, no han sabido responder al reto que significa comprometerse a las necesidades del país. No se ha llegado a entender en forma sistemática el problema de adecuar los planes de estudio a la resolución de problemas sociales” (Haarsh, 1998, p. 176).
Esto se ha vuelto un problema fundamental, actualmente cuando uno se aproxima a cualquier ciencia, ya que cada vez más la sociedad y la tecnología va avanzando acelerando sus conocimientos e información de una manera más especializada. Lo que exige al profesional a prepararse cada vez más y especializándose a su área profesional.
Es entonces que la imagen del psicólogo y la psicología como tal han ido evolucionando a lo largo de la historia en México. Involucrándose directamente con el desarrollo de la salud mental, tratando y previniendo las principales problemáticas de las enfermedades mentales. Posicionándose como profesionista individual a nivel de la salud pública del país.
De igual forma, la psicología está orientada a la formación de nuevas generaciones de psicólogos. Impulsándose hacia un nivel madurativo fundamental para la modernización de la ciencia como tal. Es así que, los psicólogos, dentro del funcionamiento de la sociedad, son modelos de rol. Independientemente de su desempeño como profesionales, son modeladores de rol, no necesariamente por lo que teóricamente dicen o pretenden hacer sino por lo que realmente hacen como individuos y como profesionales (Lafarga, 1979 citado por Haarsh, 1998).
Desde este punto de vista la función del psicólogo tiene un puesto importante porque al estudiar al individuo como una totalidad se convierte en asesor y  también un coordinador dentro un equipo de profesionales, y sus opiniones deben ser tomadas en cuenta. Todo esto exige del psicólogo que sepa aplicar los avances de la investigación y sus estudios al medio social. Ya que el rol que ha desempeñar lleva a cuestionar los objetivos y planes de estudio en la formación del psicólogo de forma que pueda desarrollar sus capacidades de iniciativa y transformación de la realidad.
Actualmente la revolución de la información y el fenómeno de la globalización se han permeado hasta la formación del profesionista de la salud. Dados los nuevos avances científicos la educación superior a dado un giro trascendental. Los descubrimientos tecnológicos han modificado la forma de vivir de la sociedad e implican una adecuación de la educación. En México, las instituciones de educación superior no han enfrentado la necesidad de introducir los avances tecnológicos a todos los campos profesionales (Zataráin, 1991). Por esta razón, la información se ve menguada por una falta de tecnología que limita la comprensión de la información a un plano actual.
Es entonces, que  la tarea de las universidades es el poder proporcionarles a sus alumnos y a los futuros profesionales proyectos de desarrollo actuales, manteniéndolos al tanto de las actualizaciones tecnológicas. Por esta razón, el sistema educativo presenta un desfase en su sistema productivo. La sobreproducción ocupacional agrava la crisis generando un estrago entre los conocimientos y capacidades provistas por el sistema educativo y la demanda laboral por parte de una descalificación en función con la concepción de las competencias profesionales.
Las universidades buscan no solo una adecuación en base a las exigencias de la revolución tecnológica, sino que marcan la tendencia para generar conocimientos y habilidades concretas que se adaptan a las necesidades de la sociedad actual. La alternativa ya no es modificar y adecuar los planes de estudio a las vivencias actuales. Toda modificación de los planes de estudio es en si mismo un detrimento del trabajo intelectual de la institución con bases sólidamente políticas (Zataráin, 1991).
En consecuencia, la presencia de gremios profesionales funge como reguladores de la profesión. Conceden la aprobación o rechazo del desempeño de las competencias que el psicólogo desempeña en su labor. “Esta aceptación- rechazo constituye un factor que posibilita la obtención de empleo o lo dificulta” (Zataráin, 1991, p. 57).
Actualmente, el estudiante para titularse en la carrera de Psicología, se ha de acreditar competente ante su sociedad disciplinar, tanto de investigadores como de profesionales. Deberá demostrar que tiene el material  suficiente  para enfrentarse a las problemáticas que se le presenten en su práctica profesional, ya que la misma sociedad impulsa a la formación de psicólogos a estar totalmente capacitados para enfrentar las demandas actuales.
La educación superior en México es generalmente de baja calidad, por esta razón, no se está transmitiendo, preservando y produciendo en conocimiento de forma adecuada (Zataráin, 1991). Sin embargo, las habilidades y actitudes que genera el profesionista no dependen meramente de los conocimientos adquiridos durante la formación académica. Satisfacer las demandas de la sociedad depende de la capacitación personal y académica que el profesionista genera a partir de su identidad profesional, es decir de las competencias profesionales que adquiera a lo largo de su formación.


Bibliografía 
Galindo, E. (1990). Análisis del desarrollo de la Psicología en México. En psicología para América Latina.
Guimón, J. (2004). Eficacia de las terapias en la salud mental. Bilbao: Desclée de Brower.
Harrsch, C. (1998). Identidad del psicólogo. México: Addison Wesley Logman.

Zataráin, M. (1991). La formación de los profesionistas ante los retos del siglo XXI. México: Universidad de Guadalajara

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