A
través de la historia, sobre todo en una ciencia como es la psicología, se ha
tenido que pasar por varias etapas para lograr ser la disciplina independiente
que es hoy en día. La evolución de la psicología como ciencia y su práctica
profesional se ha dedicado a lo largo de su desarrollo a integrar esta disciplina en el análisis y la
búsqueda de distintas alternativas para la solución de diversos problemas en el
ámbito de la salud mental.
Actualmente,
es considerada como una ciencia o actividad clínica valorada desde la óptica de
un compromiso social y humanitario, ya que interviene en la prevención y
tratamiento (Guimón, 2004).
Sin
embargo, permanecen muchos obstáculos que limitan a la disciplina de la
psicología en la aportación de sus recursos para mejorar el nivel de la salud
mental, existen muchos limitantes en el plano profesional que problematiza a
extender a la psicología en diferentes áreas y no solo en el área tradicional
de la llamada "salud mental".
Dicho
lo anterior, hasta la fecha no existe una bibliografía exhaustiva acerca del
surgimiento de la psicología en el ámbito de la salud mental. Esta problemática
es importante ya que la historia de la piscología en México no tiene
conocimiento preciso acerca de obras relevantes publicadas para el
entendimiento de dicho fenómeno (Galindo, 1990). No existen muchos textos que
presenten una muestra vinculada y precisa a la psicología de la salud, ya que apenas
en los últimos años se están formulando modelos científicamente fundamentados.
Sin
embargo, en México cerca de la etapa
prehistórica en donde se abordaban las problemáticas desde un punto de vista
médico y filosófico como antecedente para el surgimiento de la psicología como
tal. No obstante, la psicología puede considerarse como tal en 1896 cuando es
fundado el primer curso de psicología en la Escuela Nacional de Preparatoria
(Galindo, 1990).
Durante
las décadas de 1940 y 1950 la psicología era entendida como la mezcla entre
diferentes corrientes tanto psicoanalíticas como la psiquiatría. Las pocas
publicaciones eran llevadas a cabo por extranjeros. Situación que funge como
detonante de una revolución psicológica en donde se dio un giro a lo que era
conocido como psicología para generar nuevas aplicaciones psicométricas.
Llevando a la psicología a una etapa enfocada en una mezcla entre lo
psiquiátrico y lo psicométrico (Galindo, 1990).
Así
con el paso del tiempo, fue teniendo distintas transformaciones, y se le fue
dando un mayor interés como disciplina que aporta mucho para entender el
comportamiento humano a través de distintos procesos, y no solo enfocándose en
el área psiquiátrica. Los psicólogos cobraban mayor importancia por el hecho de
que sus acciones se vinculaban directamente a un carácter clínico dirigidas a
favorecer el apoyo de los familiares y las relaciones médico-pacientes.
Es
el año de 1959 cuando se fundada la carrera de psicología en la Universidad
Autónoma de México encaminándose hacia una disciplina independiente y reconocida a nivel nacional.
Durante la siguiente década los psicólogos inician su profesión trabajando bajo
el mando de los médicos principalmente psiquiatras. No es hasta 1980, que los
psicólogos laboran no sólo en las áreas clínicas y sanitarios, sino que
desempeñan su profesión en los diferentes campos de la industria, la educación
y el comercio, entre otros (Galindo, 1990).
Es entonces, que la psiquiatría como ciencia
reconoce los aportes de la Psicología, que deben ser tomados en cuenta a la
hora de comprender e intervenir en algún tipo de problema psicológico, esto
hace crecer el trabajo del psicólogo como profesional más competente permitiéndolo
enfocarse en un equipo multidisciplinario, trabajando a la par con médicos y
psiquiatras, logrando un mejor tratamiento para los enfermos.
Simultáneamente,
durante el desarrollo de la psicología como ciencia independiente, el enfermo
mental era considerado cómo poseído demoniaco. Por consecuencia el enfermo
psiquiátrico “recibía una atención inadecuada, ya que dependía de gente no
especializada y temerosa de la enfermedad mental, que recurría a aislar a
quienes la padecían” (Haarsh, 1998, p. 111).
Con el crecimiento del interés por
la psicología y los nuevos postulados teóricos referentes a los campos de la
psiquiatría y psicología como tal se le comienza a dar la importancia debida al
tratamiento adecuado para el enfermo mental. Es entonces, que el 6 de agosto de
1997 se crea la Coordinación de la Salud
Mental en México, reglamente especificado por la Secretaría de Salud (Galindo,
1990). Contemplando programas de supervisión y evaluación especializados en la
salud mental con el propósito de encontrar soluciones prácticas a las
problemáticas mentales que surgían en el país (Haarsh, 1998).
Hablando
sobre el modelo de la "enfermedad mental", la tarea principal de
quien la atiende es el lograr un diagnostico de los comportamientos
inadecuados, tratar la enfermedad y darle un tratamiento adecuado. Dentro de
esta perspectiva, al psicólogo, le correspondía aportar sus conocimientos y
ayudar en el diagnóstico y evaluación psicométrica, y de los resultados del
tratamiento. Es entonces importante mencionar que el psicólogo no le
correspondía totalmente el tratamiento, ya que eso era tarea únicamente del
psiquiatra.
Los
psicólogos cobraron autonomía cuando lograron convertir una actividad como la
de atención a la salud, en una práctica disciplinada y profesional, con
conocimiento y a cargo de una institución de la misma que los respalda como
profesionales con programas de investigación.
Es
entonces, en México los esfuerzos por aclarar las funciones que desempeña el
psicólogo profesional han sido objeto de estudio. Hasta hoy en día, el
psicólogo mexicano ha dirigido sus servicios al sector de población que se
encuentra más beneficiada. Sin embargo, la mayor parte de la población vive en
condiciones de miseria en donde, padecen, consecuentemente, enfermedades orgánicas
que pueden desenvolverse en problemáticas mentales. Los estudios en psicología
pueden aportar técnicas que puedan modificar las prácticas sociales modificando
las relaciones a nivel social y grupal (CNEIP citado por Haarsh, 1998).
Es
indispensable que los especialistas en psicología sean preparados, desde el
nivel de su formación para afrontar las problemáticas actuales del país. “Las
instituciones dedicadas a la enseñanza de la psicología, orientadas de acuerdo
con el modelo del profesionista liberal, no han sabido responder al reto que
significa comprometerse a las necesidades del país. No se ha llegado a entender
en forma sistemática el problema de adecuar los planes de estudio a la
resolución de problemas sociales” (Haarsh, 1998, p. 176).
Esto
se ha vuelto un problema fundamental, actualmente cuando uno se aproxima a cualquier
ciencia, ya que cada vez más la sociedad y la tecnología va avanzando acelerando
sus conocimientos e información de una manera más especializada. Lo que exige
al profesional a prepararse cada vez más y especializándose a su área
profesional.
Es
entonces que la imagen del psicólogo y la psicología como tal han ido
evolucionando a lo largo de la historia en México. Involucrándose directamente
con el desarrollo de la salud mental, tratando y previniendo las principales
problemáticas de las enfermedades mentales. Posicionándose como profesionista
individual a nivel de la salud pública del país.
De
igual forma, la psicología está orientada a la formación de nuevas generaciones
de psicólogos. Impulsándose hacia un nivel madurativo fundamental para la
modernización de la ciencia como tal. Es así que, los psicólogos, dentro del
funcionamiento de la sociedad, son modelos de rol. Independientemente de su
desempeño como profesionales, son modeladores de rol, no necesariamente por lo
que teóricamente dicen o pretenden hacer sino por lo que realmente hacen como
individuos y como profesionales (Lafarga, 1979 citado por Haarsh, 1998).
Desde
este punto de vista la función del psicólogo tiene un puesto importante porque
al estudiar al individuo como una totalidad se convierte en asesor y también un coordinador dentro un equipo de
profesionales, y sus opiniones deben ser tomadas en cuenta. Todo esto exige del
psicólogo que sepa aplicar los avances de la investigación y sus estudios al
medio social. Ya que el rol que ha desempeñar lleva a cuestionar los objetivos
y planes de estudio en la formación del psicólogo de forma que pueda
desarrollar sus capacidades de iniciativa y transformación de la realidad.
Actualmente
la revolución de la información y el fenómeno de la globalización se han
permeado hasta la formación del profesionista de la salud. Dados los nuevos
avances científicos la educación superior a dado un giro trascendental. Los
descubrimientos tecnológicos han modificado la forma de vivir de la sociedad e
implican una adecuación de la educación. En México, las instituciones de
educación superior no han enfrentado la necesidad de introducir los avances
tecnológicos a todos los campos profesionales (Zataráin, 1991). Por esta razón,
la información se ve menguada por una falta de tecnología que limita la
comprensión de la información a un plano actual.
Es
entonces, que la tarea de las
universidades es el poder proporcionarles a sus alumnos y a los futuros
profesionales proyectos de desarrollo actuales, manteniéndolos al tanto de las
actualizaciones tecnológicas. Por esta razón, el sistema educativo presenta un
desfase en su sistema productivo. La sobreproducción ocupacional agrava la
crisis generando un estrago entre los conocimientos y capacidades provistas por
el sistema educativo y la demanda laboral por parte de una descalificación en
función con la concepción de las competencias profesionales.
Las
universidades buscan no solo una adecuación en base a las exigencias de la
revolución tecnológica, sino que marcan la tendencia para generar conocimientos
y habilidades concretas que se adaptan a las necesidades de la sociedad actual.
La alternativa ya no es modificar y adecuar los planes de estudio a las
vivencias actuales. Toda modificación de los planes de estudio es en si mismo
un detrimento del trabajo intelectual de la institución con bases sólidamente
políticas (Zataráin, 1991).
En
consecuencia, la presencia de gremios profesionales funge como reguladores de
la profesión. Conceden la aprobación o rechazo del desempeño de las
competencias que el psicólogo desempeña en su labor. “Esta aceptación- rechazo
constituye un factor que posibilita la obtención de empleo o lo dificulta”
(Zataráin, 1991, p. 57).
Actualmente,
el estudiante para titularse en la carrera de Psicología, se ha de acreditar
competente ante su sociedad disciplinar, tanto de investigadores como de
profesionales. Deberá demostrar que tiene el material suficiente para enfrentarse a las problemáticas que se le
presenten en su práctica profesional, ya que la misma sociedad impulsa a la
formación de psicólogos a estar totalmente capacitados para enfrentar las
demandas actuales.
La
educación superior en México es generalmente de baja calidad, por esta razón,
no se está transmitiendo, preservando y produciendo en conocimiento de forma
adecuada (Zataráin, 1991). Sin embargo, las habilidades y actitudes que genera
el profesionista no dependen meramente de los conocimientos adquiridos durante
la formación académica. Satisfacer las demandas de la sociedad depende de la
capacitación personal y académica que el profesionista genera a partir de su
identidad profesional, es decir de las competencias profesionales que adquiera
a lo largo de su formación.
Bibliografía
Galindo, E. (1990). Análisis del desarrollo de la
Psicología en México. En psicología para América Latina.
Guimón, J. (2004). Eficacia de las terapias en la
salud mental. Bilbao: Desclée de Brower.
Harrsch, C. (1998). Identidad del psicólogo. México:
Addison Wesley Logman.
Zataráin, M. (1991). La formación de los
profesionistas ante los retos del siglo XXI. México: Universidad de Guadalajara
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